Cómo las economías emergentes y las alianzas cambiantes están modificando el panorama político mundial: ¿Se está quedando Occidente atrás?
El atractivo tradicional de Occidente
Durante décadas, Occidente ha anclado la prosperidad, la seguridad, el desarrollo y la innovación mundiales. Estados Unidos, en particular, ha sido el mayor socio comercial de muchos de sus aliados y ha mantenido el estatus de moneda de reserva mundial. La época de la Guerra Fría estableció un orden mundial regulado por instituciones euroatlánticas como la OTAN, el G7, la Unión Europea, el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Este orden, centrado en los valores compartidos de la gobernanza democrática y el desarrollo económico, configuró las relaciones internacionales durante más de 70 años.
Sin embargo, esta arquitectura ha mostrado signos de tensión. Las economías en desarrollo han cuestionado cada vez más las concesiones de los países occidentales, que anteponen las cuestiones sociales al desarrollo económico e imponen condiciones estrictas a la ayuda al desarrollo. Estas condiciones se han percibido a menudo como un doble rasero, lo que ha provocado un descontento creciente.
El cambio a Eurasia
El poder económico se está desplazando hacia Eurasia, abarcando regiones que van desde los Estados del Golfo en Asia Occidental hasta Asia Central, Meridional y Oriental. Por primera vez, China se ha convertido en el mayor socio comercial tanto de EEUU como de la UE, desafiando la noción de que los estados democráticos y autoritarios no pueden mantener esferas de influencia separadas. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se prevé que India sea la economía de más rápido crecimiento del mundo en 2024, con una tasa de crecimiento del 6,8%, mientras que China crecerá un 4,6%. Se prevé que Asia aporte aproximadamente el 60% del crecimiento del PIB mundial, impulsado principalmente por China e India.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, a pesar de sus controversias, ha contado con la participación de 155 países, que representan el 75% de la población mundial y más del 50% de su PIB. El éxito de la BRI en la obtención de resultados en infraestructuras contrasta claramente con el modelo euroatlántico, y pone de relieve un cambio significativo en las estrategias de desarrollo mundial.
Dinámica tecnológica y militar
Aunque Occidente sigue a la cabeza en tecnología, los rápidos avances de China son notables. Entre 2011 y 2020, China acumuló el 47% de las patentes mundiales de inteligencia artificial, instaló el 50% de los robots del mundo y acaparó el 70% del mercado mundial de drones. A pesar de las preeminentes capacidades militares de EEUU, sus incoherentes decisiones políticas han hecho de este país un socio menos fiable para algunos países.
Decadencia del orden democrático liberal occidental
El orden democrático liberal occidental se enfrenta a desafíos internos y externos. Las crisis internas en EEUU, la polarización política y el auge de modelos de Estado fuerte en otras regiones están socavando el atractivo tradicional de la democracia liberal. Países como Ruanda y las monarquías del Golfo se ven cada vez más como alternativas viables.
La alianza euroatlántica compite ahora directamente con las naciones BRICS, que representan el 30% del PIB mundial, el 46% de la población mundial, el 43% de la producción de petróleo y el 25% de las exportaciones mundiales. Agrupaciones euroasiáticas como la Organización de Cooperación de Shanghai y la Organización de Cooperación Económica ilustran aún más el cambio hacia una gobernanza mundial multipolar.
Realineamientos geopolíticos
Los realineamientos geopolíticos son cada vez más evidentes. Países como India, Arabia Saudí, EAU, Qatar, Sudáfrica y Turquía están desempeñando papeles clave en la gestión de cuestiones globales como el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la gobernanza digital. Estas naciones son reacias a alinearse estrictamente con Estados Unidos o China, y hacen hincapié en políticas exteriores flexibles y basadas en sus intereses.
Arabia Saudí, por ejemplo, busca el compromiso en materia de seguridad tanto de EEUU como de China. Turquía, miembro de la OTAN, ha comprado armas a Rusia, ha compartido drones con el Reino Unido y ha asistido a cumbres con Rusia e Irán. Estos países disponen de un capital significativo, ventajas demográficas y territorios estratégicos, lo que aumenta su influencia en el Sur Global.
Fragmentación del Orden Mundial
El orden mundial está cada vez más fragmentado, y las instituciones se esfuerzan por hacer frente a retos recientes como la pandemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina. Un número cada vez mayor de países rechaza el concepto occidental de orden internacional, esforzándose por crear sus propios caminos influidos por China y otras potencias emergentes.
Las potencias medianas ya no se sienten obligadas a alinearse con EEUU y Occidente. Están diversificando sus asociaciones estratégicas, incluyendo lazos más estrechos con China y Rusia. Esta diversificación estratégica está impulsada por políticas exteriores flexibles y orientadas a intereses concretos y por la cooperación en temas específicos.
El impacto de los recientes acontecimientos geopolíticos
Los recientes acontecimientos geopolíticos han acelerado el alejamiento del dominio occidental. La guerra liderada por EEUU en Irak en 2003, la crisis financiera de 2007-2008 y la elección de Donald Trump han debilitado la estatura moral, económica y geopolítica de EEUU. China ha aprovechado estos acontecimientos, modificando su política exterior para alejarse de la influencia estadounidense.
Según el informe Tendencias Transatlánticas 2023 del GMF, países como EEUU, Italia, Polonia y Francia perciben que sus democracias están en peligro, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de la democracia liberal en Occidente. La reticencia de muchos países a apoyar las perspectivas lideradas por Occidente, sobre todo en cuestiones relacionadas con Rusia, pone de relieve el cambio en los alineamientos globales.
Conclusión
El panorama político mundial está experimentando una transformación significativa a medida que las economías emergentes y las alianzas cambiantes desafían el dominio tradicional de Occidente. El ascenso de China e India, la influencia de las naciones BRICS y los realineamientos estratégicos de las potencias medianas están remodelando las relaciones internacionales. Mientras el mundo navega por estos cambios, la interconexión de las dinámicas nacionales y globales seguirá redefiniendo el equilibrio de poder e influencia en la arena internacional. Occidente debe adaptarse a esta nueva realidad, reconociendo la importancia de las economías emergentes y la necesidad de una gobernanza mundial más inclusiva y flexible.